Los primeros kilómetros llanean por las riberas del rio Llobregat, entre fábricas y enormes viaductos de las autopistas circundantes, lo cierto es que haciendo un esfuerzo mental y eliminando todas las construcciones realizadas en los últimos 100 años, es más que probable que la zona tuviera en su día un cierto encanto.
Una vez que llegamos a Martorell, cruzamos el rio a través del pont del Diable y tras dejar atrás el pueblo transitamos por una pista que circula bastante próxima a la A-7, aunque debido al perfil del terreno no es una pista llana sino con continuos cambios subida-bajada. Tras alcanzar Gelida la ruta cambia de orientación dirigiendonos al norte. Nos alejamos de la autopista y vamos atravesando viñedos y masias. Aquí el paisaje resulta bastante más agradecido, solitario y sin prácticamente cruzarnos con nadie. Pasamos por encima de la línea del AVE y poco a poco nos acercamos hasta St. Esteve de Sesrovires. En este tramo la ruta gana en diversión circulando por caminos más estrechos e incluso por algún pequeño descenso. Finalmente avistamos la enorme factoría de la SEAT que nos indica la próximidad de Martorell, tras atravesar el pueblo y alcanzar de nuevo el pont del diable deshacemos el camino inicial hasta retornar a St. Andreu de la Barca.
En resumen una ruta sin grandes exigencias, pero genial para rodar y coger fondo ahora que llega la época de comenzar en serio a ponerse en forma.
Los esforzados de la ruta en lo alto del pont del diable de Martorell.
El pont del diable, semienterrado entre modernos puentes y autopistas, testigo de una época en la que las cosas eran bastante diferentes a cómo son ahora...
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